martes, 31 de julio de 2012

Armada Bolivariana inicia campaña de exploración de barcos hundidos en costas venezolanas. Parte II


.Armada Bolivariana inicia campaña de exploración de barcos hundidos en costas venezolanas. Parte II

Continuando con este relato, aqui les expongo la parte II del trabajo que viene realizando la Armada de Venezuela en donde ha precisado la ubicación de un submarino alemán hundido en la bahía de Mochima, estado Sucre, durante la Segunda Guerra Mundial, según reseña una nota del componente naval. La localización se hizo durante una expedición dirigida por el capitán de navío Luis Farage Dangel, director de Acervo y Estudios Históricos Navales de la Armada :
Posibles hallazgos: submarino alemán
Naufragio de un submarino alemán de la Segunda Guerra Mundial, hundido por su tripulación en 1945 en Mochima, Edo. Sucre, Venezuela
Continuando con las labores de arqueología submarina, la Armada Bolivariana, de igual forma, está realizando labores de investigación y verificación de la existencia del naufragio de un submarino (U-boot) alemán de la Segunda Guerra Mundial, presuntamente hundido por su tripulación en 1945, según información suministrada por el director de Acervo y Estudios Históricos Navales de la Armada Bolivariana CN Luis Farage Dangel.

El capitán de navío Farage explica que las primeras informaciones sobre este naufragio se remontan al mismo año de 1945 cuando dos pobladores de esa zona: el señor Francisco Rodríguez y la señora Cruz Rojas de Fuentes, siendo muy jóvenes, vieron durante una madrugada entrar por la bahía una embarcación muy extraña de color gris azulado donde sólo habían "catires" en la torre, según lo afirma el cronista de la población de Mochima, señor Alcides Lemus.

Posteriormente en 1977 el biólogo y buzo Rodolfo Plaza avistó fortuitamente la timonera de lo que parecía ser un submarino semi sumergido en el fango cuando intentaba ayudar una embarcación de pesca cuyo tren de arrastre se había atorado en el fondo.

Luego en 1980 el biólogo e investigador submarino Jacques Yves Costeau, quien había sido contratado por La Fundación La Salle para realizar estudios oceanográficos en el área, detectó con el sonar de su buque Calypso la silueta de lo que parecía ser por sus características un posible submarino alemán del tipo XXIII.

Durante los comienzos de la década de los ochenta la pista de este posible naufragio de submarino fue seguida en el contexto de las investigaciones realizadas por el ingeniero, hoy fallecido, Daniel Salas, el periodista Carlos Hernández González y los capitanes de navío Edgard Blanco Carrero y Luis Farage Dangel.

Recientemente durante el año 2009 y en el 2010 las investigaciones al respecto de la confirmación de la presencia de este naufragio se han intensificado a través de la investigación llevada a cabo por el capitán Farage Dangel en su tesis doctoral, cuyos trabajos de campo han detectado a través de imágenes de ecosonda de alta precisión la ubicación de este probable naufragio.

Concluye la información, anunciando que en las próximas semanas la Armada continuará realizando estudios con equipos de mayor precisión, a fin de confirmar definitivamente la existencia de este misterioso submarino.


Importancia de la expedición naval:

El investigador en el área de historia naval del período colonial y además profesor titular en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Simón Bolívar, Dr. Gerardo Vivas Pineda, señala que las recientes expediciones emprendidas por la Armada Bolivariana para explorar embarcaciones naufragadas "es una iniciativa vital para lo que pudiéramos considerar el comienzo de operaciones arqueológicas submarinas debidamente desarrolladas en nuestro país".

"No puede desarrollarse ningún intento de arqueología submarina sino hay un equipo multidisciplinario detrás de ese proyecto dado que es un mundo muy complejo que incluye el buceo y la parte historiográfica", señala el investigador naval al argumentar que hoy día también ésta es catalogada como una "ciencia ya muy formal que se estudia en otros países con tradición marítima".

"El mayor reto de un historiador es apoyarse en la arqueología submarina y viceversa dado que mucho son los casos en los cuales se han encontrado información de los barcos de la época en bibliotecas o en documentos especiales que revelan desde su composición hasta los tesoros que poseen", refiere el profesor quien su dedicación al área histórica obedece al haber iniciado en el país los estudios académicos formales en la navegación a vela.

Con el caso del navío español San Pedro Alcántara considera que ahora es cuando la Armada ha tomado con mucha seriedad e interés el hecho de no sólo rescatar unos restos sino darle la mejor proyección posible desde muchos puntos de vista. "Felicito al componente de que se haya preocupado por hacer este tipo de investigaciones que cuentan con las más avanzadas técnicas de exploración y levantamiento de información".

En relación al posible hallazgo de submarinos alemanes de la segunda guerra mundial el historiador refiere que esto "va mucho más allá de lo que se puede sospechar, ya que además de éste se suman otros tipos de barcos hundidos y su penetración a las costas venezolanas".

"Esto nos pone a pensar un poco en lo que hacemos los venezolanos por el resguardo de nuestras costas y despierta en el ciudadano común el interés por los espacios acuáticos", explica el historiador naval.

"En mis trabajos de historia naval me he dado cuenta que los venezolanos son muy terrestres y no están familiarizados con el mar", argumenta Vivas Pineda al señalar que "ahora es cuando tenemos un gran reto que no es solamente preocuparnos por el mar sino por su historia, la cual tiene demasiadas cosas para contar".

"Esto es un tema que va a ser de gran importancia para una evaluación un poco más definitiva de cómo hemos sido nosotros con el mar, si entendemos que en la Segunda Guerra Mundial también fuimos protagonistas de alguna manera y seguramente este aspecto será mucho mejor conocido por las generaciones del futuras", concluyó.

Fuente: Revista "Correo de la Armada", Órgano informativo de la Armada de la República Bolivariana de Venezuela, Caracas, 2011 No 294, Edición 40⁰ Aniversario

Armada Bolivariana inicia campaña de exploración de barcos hundidos en costas venezolanas. Parte I


Armada Bolivariana inicia campaña de exploración de barcos hundidos en costas venezolanas. Parte I


En mi visita al recién inaugurado Museo de la Naval Ana Maria (Junio del 2011), ubicado en La Guaira Edo. Vargas (Sector Mamo), encontré unas historias bien interesantes de mi pasión por los Naufragios.
En la foto: Instructor Julio Moron y CN Luis Farage Dangel

En esta oportunidad voy a hablarles del naufragio del Navío Español San Pedro Alcántara, ya que gracias a la invitación de mi amigo y colega, el Instructor de Buceo de S.S.I. Julio Cesar Moron (quien, como fotógrafo y biólogo submarino, fue el encargado de la fotografía submarina de la exploración realizada en Octubre del 2010 y de la cual voy a comentarles a continuación en la Parte I de este articulo), y gracias también a las investigaciones, llevada a cabo por el capitán de Navío Luis Farage Dangel , al respecto de la confirmación de la presencia de los restos del Naufragio mencionado (desde el 2009 y hasta el 2010) en las inmediaciones de las Islas Coche y Cubagua en el Estado Nueva Esparta, es a quienes les debo estos artículos tan interesantes.


Navío Español San Pedro Alcántara. Parte 1.

Investigan los restos del San Pedro Alcántara, nave insignia de la expedición de Pablo Morillo, el cual naufragó cerca de Nueva Esparta a causa de un incendio y posterior explosión en el mes de abril de 1815.
Por disposición del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela y del comandante general de la Armada Bolivariana almirante Carlos Máximo Aniasi Turchio impulsó nuevamente en nuestro país las investigaciones en el campo de la arqueología submarina.
A tal efecto desde el pasado mes de septiembre la Dirección de Acervo y Estudios Históricos Navales de la Armada Bolivariana a cargo del capitán de navío Luis Farage Dángel comenzó a realizar los primeros estudios con una campaña de exploración en el Oriente del país.
Esta primera campaña se centró en la ubicación y exploración del naufragio del navío español San Pedro Alcántara, nave insignia de la expedición del teniente general de Infantería de Marina Pablo Morillo, el cual naufragó a causa de un incendio y posterior explosión en el mes de abril de 1815 en las inmediaciones de las islas de Coche y Cubagua en el estado Nueva Esparta.
Rememorando la historia, el San Pedro Alcántara fue el barco de guerra más poderoso que surcó nuestras aguas durante el período de la Independencia y fue catalogado como navío de línea de dos puentes con sesenta y cuatro cañones a bordo.
El CN Farage Dangel refiere que en las tareas de verificación del naufragio participó un grupo multidisciplinario conformado por historiadores, biólogos marinos, camarógrafos y fotógrafos subacuáticos y buzos especializados en rescate e investigaciones submarinas además de la colaboración de pescadores y buzos de la Isla de Coche como son los señores Lucas Pérez y Rafael Salgado, este último conocido como "Chuvalo".
"Durante seis días se ejecutaron un total de veinte inmersiones a más de veinte metros de profundidad para realizar mediciones, levantar las cuadrículas de geoposicionamiento del naufragio y tomar imágenes fotográficas y filmográficas de los restos del navío a fin de preservar el patrimonio subacuático de la nación", explica el director de Acervo y Estudios Históricos Navales de la Armada Bolivariana.
"Es importante señalar que desde 1959 no se realizaba una expedición formal de arqueología submarina y fue durante ese año que la Armada logró explorar ese naufragio bajo la dirección del entonces teniente de fragata Haroldo Rodríguez Figueroa (posteriormente vicealmirante y comandante general del componente entre 1983-1984), el alférez de navío Lizardo Marquez y por los señores Gonzalo Rodríguez del Villar y Alfredo Vélez Boza, entre otros", señala el CN Farage.
Para el desarrollo y éxito de esta reciente expedición de arqueología submarina encomendada por el Comando General de la Armada Bolivariana se contó con el apoyo del Comando de la Región Estratégica de Defensa Integral Marítima Insular a cargo del vicealmirante Carlos Giacopini Martínez, así como con la participación de los comandos de la Escuadra, Guardacostas; la Oficina Coordinadora de Hidrografía y Navegación (Ochina) y el Servicio de Hidrografía y Navegación.
Las labores de investigación, planificación, coordinación y ejecución de la expedición, fueron responsabilidad de la Dirección de Acervo y Estudios Históricos Navales, adscrita al Estado Mayor General de la Armada Bolivariana, a través de la estructuración del Grupo de Tarea GT 17.1 conformado por el remolcador de altura AB Almirante Francisco de Miranda (RA-11) y el patrullero guardacostas AB Pelícano (PG-34).
Es importante destacar que durante los trabajos de la expedición el comandante general de la Armada Bolivariana almirante Carlos Máximo Aniasi Turchio realizó una visita formal a la expedición que se encontraba verificando los restos del naufragio del navío español, oportunidad que fue propicia también para intercambiar opiniones acerca de los avances de los trabajos de exploración y realizar una inmersión hasta la embarcación hundida.
El capitán de navío Luis Farage Dangel señala que después de la exploración del navío San Pedro Alcántara posteriormente se realizó una nueva expedición en el mes de octubre, pero "esta vez los estudios estuvieron orientados a la verificación de dos naufragios: un galeón holandés del siglo VVII y de una goleta española del siglo XIX, ambos en la bahía de Mochima (Sucre)".

La exploración de 1959:
Luego del naufragio del navío San Pedro Alcántara en 1815 son varias las exploraciones que se han hecho a este barco para verificar su estado, no obstante la Armada realizó la primera expedición formal en el año de 1959 a solicitud de la Universidad Central de Venezuela según cuenta el vicealmirante Haroldo Rodríguez, uno de los principales responsables de las labores de investigación quien para ese momento era teniente de fragata.
El vicealmirante Rodríguez refiere que la expedición se emprendió formalmente a bordo del transporte Los Roques T-14 en donde se embarcaron submarinistas, investigadores, exploradores y aficionados, quienes una vez en el lugar y tras días de estudios lograron rescatar algunos objetos como cañones, balas, anclas y cuadernas del barco, los cuales en su mayoría se encuentran actualmente en el Museo Naval que funciona en la Escuela Naval de Venezuela Almirante Sebastián Francisco de Miranda (Vargas) y otros en el Museo Marino de Boca de Río (Nueva Esparta).
El vicealmirante Haroldo Rodríguez recuerda que cuando vio por primera vez el navío quedó muy impresionado al ver un barco construido en 1788 que pertenecía a los españoles y representaba para nuestro país un asunto histórico.
El ex comandante general de la Armada señala que este tipo de investigaciones son muy importantes para la historia de nuestro país y argumenta que todavía existen barcos hundidos de esa época que deben explorarse porque considera que "Venezuela es rica en todo y todavía tiene muchas cosas para explotar y darlas a conocer a la luz pública".

Fuente: Revista "Correo de la Armada", Órgano informativo de la Armada de la República Bolivariana de Venezuela, Caracas, 2011 No 294, Edición 40⁰ Aniversario

Los Cañones de la Meseta


Los Cañones de la Meseta

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En la meseta de Mamo, de cara al mar y frente al horizonte infinito se yergue imponente la Escuela Naval de Venezuela (hoy día Academia Militar de la Armada).  En sus sobrias instalaciones construidas con visión de futuro se encuentra la mayor exposición de artillería existente en nuestro país. Antiguas piezas ya fuera de servicio que prestaron honrosos servicios al país, testigos mudos de muchas páginas de la historia naval de nuestro país. En este artículo comentaremos brevemente sobre su interesante historia.
Cañón naval  BL de 4”/45 Mk. VII
 
Una vez que se entra en el complejo de la Escuela Naval, en la bifurcación de la ruta que lleva hacia el Comando de la División de Infantería de Marina Simón Bolívar o a la propia Escuela, se encuentra un ejemplar de este cañón.
De origen británico, fue concebido también como cañón contratorpedero, para ser instalado en los cruceros de batalla de la clase Repulse de la Armada Real, en un montaje triple, que permitiera desarrollar un fuego rápido y concentrado. Este montaje se reveló como un completo fracaso y el Mk. VII, si bien quedó como armamento secundario de cruceros de batalla y otros cruceros, fue destinado sobre todo como principal de las unidades menores a partir de la Primera Guerra Mundial. Sus características son: tiro semiautomático; munición semifija; largo: 4,6 metros; peso: 2.154 Kg.; elevación: -10°/ +30°; ronza 360°; peso del proyectil: 14,1 Kg; velocidad inicial del proyectil: 800 metros por segundo; alcance efectivo de 12.660 metros y cadencia de tiro de 10/12 disparos por minuto. (DiGiulian, 4"/45 (10.2 cm) BL Marks IX and X, 2010).
El Mark VII fue escogido como el armamento principal de las corbetas clase Flower, buques antisubmarinos de 1.030 toneladas, cuyo diseño se inspiró en el ballenero Southern Pride. De condiciones muy marineras, estos buques constituyeron un elemento esencial en la lucha antisubmarina desarrollada en la Batalla del Atlántico. Fueron de los buques construidos en mayor cantidad durante la Segunda Guerra Mundial, más de 260 unidades en total. Jugaron un papel fundamental como escoltas de los convoyes entre Estados Unidos y Europa. Se les acredita el hundimiento de 47 submarinos alemanes y 4 italianos, contra la pérdida de 22 naves por ataques de los submarinos. Un dato curioso fue que seis unidades que estaban siendo construidas por los franceses fueron capturadas por los alemanes y puestas al servicio de la Kriegsmarine como buques patrulleros. Durante y después de la guerra formaron parte de las armadas de Alemania, Argentina, Canadá, Chile, China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Grecia, Holanda, India, Irlanda, Israel, Noruega, Nueva Zelanda, República Dominicana, Suráfrica y Venezuela (Terraine, 1989).
En 1946, el gobierno nacional adquirió para la Armada siete corbetas Flower, denominadas Victoria (VI), Carabobo (CA),Constitución (CO), Federación (FE), Independencia (IN), Libertad (LI) y Patria (PA). La Carabobo (CA) no se incorporó a la Armada ya que encalló antes de llegar al país (Mariño Blanco, 2006). Varias de las corbetas venezolanas estaban equipadas además del Mark VII, con un cañón 3”/50 a popa, dos cañones antiaéreos Oerlikon de 20 mm, un Erizo, dos cañones K y rieles de cargas de profundidad. Hasta la llegada de los destructores clase Nueva Esparta, constituyeron la espina dorsal de la Escuadra. Fueron agrupadas primero en tres divisiones y después en una sola División de Corbetas. Prestaron servicio hasta comienzos de los años sesenta (Mariño Blanco, 2006).
En septiembre de 1952, las corbetas Constitución (CO), Federación (FE), Patria (PA) y Victoria (VI) integraron un grupo de tareas junto al transporte FNV Capana (CA), que realizó un despliegue naval en el Golfo de Venezuela y desembarcó una compañía de infantería de marina, un pelotón de guardias nacionales y una sección de cañones de 75 mm Pack Howitzer en Los Monjes del Sur (Mariño Blanco, 2006). Este despliegue tuvo como causa las incursiones de la fragata colombiana ARC Almirante Padilla F-11 en el área y las pretensiones del vecino país de alegar soberanía sobre el Archipiélago de Los Monjes (Schwartz, 1993).
Cañón antiaéreo Oerlikon de 20mm/70
 
En el portalón de la Escuela montan guardia dos ejemplares de los Oerlikon 20/70. Como muchas armas utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial, es el desarrollo de un diseño original  de la Primera Guerra Mundial. (Haskew, 2008). De pequeño tamaño y un refinado perfil, es un arma de poco peso. Refrigerado por aire, es de fuego automático y solamente en una primera versión admitía la cadencia tiro a tiro. Se alimenta de tambores de 20 ó 60 disparos, que le dan un aspecto característico. Una de sus cualidades es la de ser de muy fácil mantenimiento, diseñada para ser operada y mantenida por gente sin entrenamiento especializado, tales como marinos mercantes, patrones de buques de pesca, dueños de yates particulares, y otros, a exigencia del Almirantazgo británico. (DiGiulian, Oerlikon 20 mm/70, 2011). Desde un comienzo fue pensado como arma antiaérea, aunque se le utilizó también contra blancos fijos, como pequeños buques y edificaciones y hasta obtuvo un relativo éxito al ser empleado contra submarinos en superficie. Sus características son: tiro automático; munición fija; largo: 2,1 metros; peso: 68,04  Kg.; elevación: -5° +90°; ronza: 360°; peso del proyectil: 0,241 Kg.; velocidad inicial del proyectil: 884 metros por segundo; alcance efectivo de 4.389 metros y cadencia de tiro de 450 disparos por minuto.
Protagonista de una curiosa historia, en principio fue rechazado por las Armadas británica y estadounidense, en particular por la baja velocidad inicial del proyectil. Este fracaso condujo a la compañía Oerlikon, de nacionalidad suiza, al borde la quiebra. De esta situación fue salvada por la adquisición de la patente del cañón por parte de Japón, lo que permitió que la compañía mejorara el cañón hasta convertirlo en la magnífica pieza que después resultó. La patente del cañón fue adquirida en los albores de la Segunda Guerra Mundial por Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos, Italia y Alemania, en este último país se le denominó Flak 28 y 29. (DiGiulian, Oerlikon 20 mm/70, 2011).
Durante la Segunda Guerra Mundial equipó a toda clase de buques, desde los grandes acorazados, hasta pesqueros que ejercían labores antisubmarinas, pasando por cruceros, destructores, lanchas torpederas, submarinos y buques mercantes. En la Armada de los Estados Unidos reemplazó a la ametralladora Browning .50 (12,7 mm) como el arma antiaérea principal de los buques de la flota, hasta el año 1943, cuando comenzó a ser sustituido por el cañón Bofors 40 mm/L60 (DiGiulian, Oerlikon 20 mm/70, 2011). Probablemente los buques en los cuales fue más usado fueron los buques mercantes civiles que llegaron a disponer hasta de ocho piezas por buque, como por ejemplo en los cargueros tipo Liberty (Shannon, 2002).
En la Armada venezolana, este cañón hizo su aparición en el año de 1943, cuando a los cañoneros clase General Urdaneta se les dotó de capacidad antisubmarina en los Estados Unidos. Estos buques fueron dotados de dos piezas cada uno para reemplazar a las ametralladoras Colt de 6,5 mm (Picardi, 1943). En los caza submarinos clase Antonio Díaz, adquiridos en 1945 (Mariño Blanco, 2006), una solitaria pieza constituía su armamento principal. En número de dos por cada buque, fueron el armamento antiaéreo secundario de las corbetas clase Victoria y del transporte anfibioCapana, incorporados en los años 1946 y 1947 (Jane´s fighting ships, 1953-54). Posteriormente constituyeron la artillería antiaérea secundaria de los transportes clase Los Monjes, con cuatro piezas por buque.
Cañón de campaña Krupp de 80 mm
 
Una vez pasado el portalón se encuentra el edificio del Museo Naval Ana María Campos. En una de sus esquinas se encuentra un ejemplar muy bien conservado de este cañón, junto a otras piezas.
La adquisición de esta pieza de artillería marca uno de los hitos fundamentales en la historia de la artillería en Venezuela. De apariencia convencional, propia de los cañones del siglo XVIII y XIX, el tubo se ubica sobre un afuste de madera con dos grandes ruedas de radios, también de madera.  Su diseño se inspiró en las piezas de artillería que le dieron a Prusia la victoria sobre Francia en la Guerra Franco-Prusiana de 1870, en la cual la artillería fue uno de los factores decisivos a favor del ejército prusiano (Badsey, 2003). Fue el primer cañón de retrocarga y ánima rayada que existió en Venezuela (Omaña, 1978). Adquiridos en 1894 por mandato del General en Jefe Joaquín Crespo, Presidente de la República en ese momento, asesorado por una misión alemana, llegaron en número de treinta, junto a diez cañones de montaña de 60 mm. de la misma marca. Con ellos se fundó el Batallón de Artillería N° 1 de la Guardia de Honor del Presidente y el Cuerpo de Artillería dependiente de este último. Igualmente constituyó el material con el cual funcionó la Escuela Militar de Artillería, desde 1895, una de las primeras escuelas de armas del Ejército. (Omaña, 1978).
Ninguna otra pieza de artillería en Venezuela, fuera de las armas de la independencia, puede exhibir un expediente de combate como el que posee el Krupp de 80 mm. Desde su llegada al país tomaron parte en las contiendas civiles del momento: Revolución de Queipa (1898),  que fue su bautizo de fuego en el país, la Revolución Liberal Restauradora(1899) y la Revolución Libertadora (1901-1903). En esta última tuvieron un importante papel en la Batalla de La Victoria(1903), el más importante y sangriento encuentro militar en la historia de Venezuela (Fundación Polar, 1988).
Su momento de mayor gloria llegaría durante el Bloqueo Anglo-alemán de 1902. Con la Armada venezolana neutralizada, constituían en ese momento la primera línea de defensa del país. El 13 de diciembre de 1902, las primeras acciones fueron ejecutadas por las piezas de guarnición en el Castillo Libertador y el Fortín Solano en Puerto Cabello, entrando en combate con los cruceros Charybdis (británico) y Vineta (alemán), con mala fortuna para nuestras armas, debido a la enorme superioridad del enemigo (Ojeda Lovera, 2002). A la entrada de la Barra del Canal del Lago de Maracaibo, se yergue una antigua fortaleza, el Castillo San Carlos, construida en los tiempos coloniales, cuya misión principal es impedir la entrada de navíos enemigos al  Lago. En ella se encontraba de guarnición el Coronel Jorge Bello, con dos piezas Krupp de 80 mm. y otras dos de 60 mm. (Omaña, 1978). En persecución del cañonero Miranda, que se había refugiado en el Lago, el cañonero alemán Panther, intentó forzar la Barra. Fue detenido por los disparos del Castillo y durante tres días, del 21 al 24 de enero de 1903, se producirá un intenso combate entre el cañonero y el crucero Vineta que acudió en su ayuda. Si bien el Castillo terminó parcialmente destruido, las unidades alemanas no lograron pasar por la Barra. Para dar una idea de las fuerzas enfrentadas, el Panther estaba dotado de dos cañones de 4” (102 mm.) y el Vineta de dos cañones de 210 mm., ocho de 150 mm. y diez de 80,5 mm. (Ojeda Lovera, 2002).
Con la adquisición de nuevo material de artillería de campaña y de montaña en 1921 (López Contreras, 1944), los cañones Krupp fueron destinados principalmente a la defensa de costas, una de las principales misiones del Ejército hasta 1945. Igualmente se destacaron piezas individuales en algunas plazas de menor importancia. Durante toda la Segunda Guerra Mundial, los cañones Krupp se desempeñaron en la primera línea de la defensa de costas en el Castillo San Carlos, las fortalezas de la Guaira y los castillos de Guayana. Ante las denuncias de incursiones de submarinos alemanes en el Delta del Orinoco se destacaron dos piezas de 80 mm. en Pedernales (Pérez Lecuna, 1999). Con la llegada de nuevo armamento para la artillería, los cañones Krupp, de ambos calibres, fueron retirados entre los años 1945 y 1946, después de haber prestado un honroso servicio.
Cañón antitanque M3A1 de 37 mm
 
Fue el arma antitanque de acompañamiento de la infantería estándar del Ejército de los Estados Unidos a su entrada en la Segunda Guerra Mundial. De pequeño tamaño, el tubo mide apenas dos metros y diseño elegante, está montado sobre una cureña con mástil biflecha. Es del tipo remolcado y para ello cuenta dos ruedas de caucho. Está dotado también de un escudo protector, que no está presente en el ejemplar exhibido en la Escuela.
Estaba basado en el diseño del cañón antitanque alemán PAK 35/36, con el cual guardaba una gran semejanza. En su bautizo de fuego, durante la batalla del Paso de Kasserine (1943), se demostró incapaz de enfrentar a los tanques alemanes PzKpfw III y IV, por lo cual el Ejército lo remplazó casi inmediatamente por el cañón británico de 6 libras (57 mm) en el teatro europeo (Hogg, 1975). Sin embargo, el Cuerpo de Infantería de Marina lo encontró adecuado al teatro del Pacífico, donde sirvió hasta el final de la guerra. Su peso liviano lo hacía ideal para operar en los desembarcos y combates en la selva en las islas del Pacífico. La amenaza de los blindados japoneses no era tan poderosa como la de los alemanes y el M3A1 fue utilizado también como arma de apoyo para la infantería contra fortificaciones y personal (Guns). Fue extensamente exportado a los países aliados de los Estados Unidos, durante y después de la guerra. Sus características son: tiro semiautomático; munición fija; largo: 2,1 metros; peso: 410 Kg.; elevación: -10° + 15°; ronza: 60°; peso del proyectil: 0,86 Kg; velocidad inicial del proyectil: 880 metros por segundo y alcance efectivo de 450 metros.
A Venezuela llegó un primer lote de 24 piezas entre 1942 y 1944, gracias al Acuerdo para la Cooperación Militar, Naval y Aérea en la Defensa del Hemisferio Occidental, firmado entre Venezuela y los Estados Unidos 1942. Fueron asignados a la Unidades del Ejército, entre ellas la Escuela Militar y el Batallón Motoblindado Bermúdez N° 1 (Pérez Lecuna, 1999). Posteriormente fueron adquiridas varias piezas para la Infantería de Marina, uno de cuyos ejemplares es el existente en la Escuela, y junto al lanzacohetes M1A1 de 2,36”, constituyó el armamento antitanque de los batallones de desembarco, hasta su reemplazo  por los M-40 (un cañón sin retroceso de 106 mm montado a bordo de un vehículo de ¾ de tonelada). Como dato curioso, este mismo cañón fue el armamento principal del tanque ligero M3 Stuart, primer tanque que sirvió en Venezuela y del carro blindado de reconocimiento M-8 Greyhound, utilizado ampliamente por el Ejército venezolano hasta la década de los 70, cuando fuera remplazado por los V-100/V-150.
Misil aire-superficie Sea Cat
 
De fabricación británica, tiene la particularidad de estar basado en un misil antitanque, el australiano, Malkara. Desarrollado en los finales de la década de los cincuenta, fue el primer sistema antiaéreo de corto alcance embarcado en el mundo (Editorial Sarpe, 1983). Diseñado con el objetivo de reemplazar los cañones bitubo de 40mm/60 Bofors de dotación en la Armada Real británica, fue adquirido y usado por gran cantidad de Armadas a través del mundo, debido a su confiabilidad y bajo costo (DiGiulian, 2006).
El Sea Cat estaba dispuesto en lanzadores cuádruples, que permitían la recarga manual debido al poco peso y tamaño del misil. Al principio, era guiado por radio y la mira consistía en aparatos ópticos, pero posteriormente se le adaptó para ser guiado por los mismos sistemas de radar de los cañones Bofors que reemplazaron. En la actualidad ha sido sustituido por misiles más modernos. Sin embargo, llegó a ser usado en la Guerra de Las Malvinas, donde la versión oficial británica le atribuye ocho derribos, aunque una fuente independiente le concede solamente uno (Editorial Sarpe, 1983). Tiene las siguientes características: peso 68 Kg.; dimensiones: 19x149 cm. y 65 cm. de envergadura; de explosión por proximidad o por contacto; impulsado por un motor cohete de combustible sólido IMI; de doble empuje; con un alcance efectivo de 6,5 Km a 0,9 mach.
El destructor ARV Nueva Esparta D-11 fue equipado con este sistema a partir del año 1968, sustituyendo precisamente a algunos de los cañones Bofors antiaéreos en dotación en el buque (Labayle Couhat, 1976). Así entró Venezuela en la era del misil, ya que la Armada fue el primer componente en usar este tipo de armas. Sería sustituido en el servicio por el misil Áspide del sistema Albatros, a la llegada de las fragatas Mariscal Sucre. En la gráfica se muestra un misil junto a su contenedor.
Proyector de cargas antisubmarinas Mark 6 (K-gun)
 
Esta sencilla arma antisubmarina diseñada en los inicios de la Segunda Guerra Mundial, fue utilizada prácticamente en todos los destructores y buques escolta de este período bélico. Su función consistía en lanzar una carga de profundidad a una distancia entre 55 y 137 metros del buque. Presentaba la ventaja de no tener que ser instalada en la vital línea central del buque, como su predecesor el Y-gun, sino a los lados. Llegó a Venezuela con la repotenciación de los cañoneros clase General Urdaneta (Rivero Blanco, 2011) y equipó a las corbetas clase Victoria y a los destructores clase Nueva Esparta y Almirante Clemente (Labayle Couhat, 1976).
Torpedo antibuque Mark IX de 533 mm
 
De origen británico, fue usado por los cruceros y destructores de la Armada Real británica en el Segunda Guerra Mundial. Se le consideró uno de los mejores torpedos del conflicto, solamente superado por el modelo japonés propulsado por oxígeno. El Mk. IX contaba con dos hélices contrarrotatorias, que impedían que dejara una estela que pudiera detectar al torpedo una vez lanzado. Tiene como características: largo: 7,27 metros; peso: 1.693 Kg.; carga explosiva: 385 Kg. de Torpex y un alcance máximo de 12.350 metros a 30 nudos.
En Venezuela equipó a los destructores de la clase Nueva Esparta y clase Almirante Clemente. Los Nueva Esparta eran modificación de la clase Battle usada por los británicos en la Segunda Guerra Mundial. La clase estuvo integrada por tres buques que recibieron los nombres de Nueva Esparta D-31, Zulia D-21 y Aragua D-31 y fueron clasificados como destructores pesados.  De 3.670 toneladas de desplazamiento a plena carga, estaban muy bien armados para los estándares de la época, con 6 cañones de doble propósito de 114 mm en tres montajes dobles, 16 piezas antiaéreas de 40mm/L60 en ocho montajes dobles, 1 tubo lanzatorpedo triple, 2 cañones K, 2 Erizos y 2 rieles para lanzamiento de cargas de profundidad (Labayle Couhat, 1976) Adquiridos en 1952, fueron los primeros buques fabricados por encargo para la Armada venezolana y ocuparon el sitial del buque capital de la Escuadra hasta su retirada del servicio en la década de los 70, cuando fueron sustituidos por los destructores clase Carabobo y Falcón (Hernández, 2002). El Nueva Esparta y el Zulia participaron en la cuarentena naval a Cuba, durante la Crisis de los Misiles en 1962 (Scheina, 1987). Al año siguiente, el Nueva Esparta intervendría en la persecución al MN Anzoátegui, buque de la Compañía Anónima Venezolana de Navegación (CAVN) secuestrado y llevado a Brasil (Reinoso, 1963).
Torpedo antisubmarino Mark 37 de 483 mm
 
Un diseño estadounidense de postguerra, entró en servicio en 1956. Se trata de un torpedo con mecanismo buscador para atacar submarinos enemigos sumergidos. Podía ser lanzado tanto desde submarinos como desde unidades de superficie. De menor diámetro  que los tubos que lo lanzaban, estaba de dotado de guías a través del cuerpo para cubrir el espacio sobrante. Arma estándar en la flota estadounidense, fue utilizada por numerosos países. Sus características son: largo: 4 metros; peso: 650 Kg.; carga explosiva: 150 Kg. de HBX y un alcance máximo de 21.500 metros a 17 nudos. De acuerdo a ciertas informaciones, un ejemplar fue lanzado por un submarino argentino a uno británico durante la Guerra de Las Malvinas (Friedman, US naval weapons, 1983).
Equipó a los submarinos clase Carite y Tiburón. El ARV Carite S-11, primer submarino adquirido por Venezuela es sin duda el buque insigne del arma submarina en la Armada. Pertenecía a la clase Balao utilizada por los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. El Carite, bajo el nombre de Tilefish SS-307, participó activamente en las campañas submarinas del Pacífico. Fue transferido a Venezuela en 1960. Durante su permanencia en la Armada realizó un total de 1.792 inmersiones, para un gran total 7.287 durante su larga carrera. A sus méritos como buque de guerra, añadió los de actor cinematográfico, por haber aparecido en tres películas. Fue retirado del servicio en 1977. (Jiménez Ratia, 2000).
En su larga carrera, el Carite fue la unidad que interceptó el año de 1968, al remolcador Idonobon Gromovoy Daecca en aguas cercanas al Golfo de Venezuela y en el mismo golfo interceptó en primera instancia al destructor colombiano ARCAlmirante Padilla DT-03, cuando este buque ingresó a las aguas territoriales del Golfo de Venezuela en abierta violación de nuestra soberanía en el año 1971 (Venezuela, Armada).
Cañón de doble propósito de 3”/50
 
En las adyacencias del Museo, fuera de la planta baja, continúa la exhibición.
Un diseño estadounidense que data de 1890. Originalmente fue concebido como cañón de tiro rápido para ser usado contra los torpederos. La aparición del torpedo automóvil a finales del siglo XIX supuso un cambio revolucionario en la táctica naval. Gracias a esta arma, una embarcación pequeña estaba en capacidad de hundir o averiar seriamente a los buques más grandes, inclusive a los de mayor porte como los acorazados. Para contrarrestar esta amenaza, se proyectaron piezas de artillería que tuvieran una rápida cadencia de tiro. De allí su denominación Tiro Rápido, Quick Fire (QF) en la Gran Bretaña y Rapid Fire (RF) en los Estados Unidos. Es un arma de tiro semiautomático, funcionamiento manual y tiro visual (DiGiulian, 3"/50 (7,62 cm), 2011) Además del ejemplar de la planta baja del museo, detrás del comedor de oficiales de la Escuela se encuentran otras dos piezas. Sus características son: tiro semiautomático; munición fija; largo: 4 metros; peso: 798 Kg.; elevación: -15°/ +85°; ronza 360°; peso del proyectil: 5,9 Kg; velocidad inicial del proyectil: 823 metros por segundo; alcance efectivo de 13.350 metros y cadencia de tiro de 15/20 disparos por minuto.
Tendría este cañón una fructífera carrera, durante la cual sufrió varias modificaciones y mejoras.  Desde principios del siglo XX hasta Primera Guerra Mundial inclusive, fue el arma contratorpedero por excelencia a bordo de los acorazados pre-dreadnoughts, cruceros protegidos y algunos destructores de la Armada de los Estados Unidos. En el período entreguerras se convirtió en el armamento estándar de los submarinos y buques de pequeño tonelaje, como patrulleros, destructores de escolta y transportes (Friedman, US naval weapons, 1983).
Durante la Segunda Guerra Mundial, se le agregó la misión antiaérea a la antisuperficie, cuando se comprobó, por una parte,  la ineficacia de los cañones de 40 mm y 20 mm frente a los aviones más modernos  y por la otra, con la invención de la espoleta de proximidad, ya que el calibre 3” (76,2 mm) era el menor calibre que la podía aceptar. La táctica de los kamikaze utilizada por la aviación japonesa desde mediados de la guerra, terminó de completar su adopción como arma antiaérea (Friedman, US naval weapons, 1983). En su nuevo rol formó una parte importante de la defensa antiaérea a bordo de los buques mercantes (Shannon, 2002). A finales de la guerra se desarrolló un montaje doble, de tiro dirigido por radar, que se convirtió en el arma antiaérea estándar de los buques de combate de la Armada de los Estados Unidos hasta la década de los ochenta (Friedman, US naval weapons, 1983).
En Venezuela, el 3”/50 entró en servicio con la Armada venezolana en 1947, ya que fue el armamento secundario de las corbetas clase Victoria (Mariño Blanco, 2006) y posteriormente constituyó el armamento principal de los patrulleros claseMejillón, adquiridos en 1960 y de los remolcadores de altura clase Felipe Larrazábal (Jane's fighting ships, 1966-67).  Los patrulleros clase Mejillón estuvieron en servicio hasta ser reemplazados por los patrulleros clase Constitución. Fueron protagonistas de dos de los más sonados casos de persecución continua (o en caliente, como se prefiera) ocurridos en Venezuela: el año de 1968, el ARV Albatros P-04, persiguió y detuvo al remolcador Idonobon Gromovoy Daecca, por entrar sin autorización al mar territorial de Los Monjes y en 1969, le correspondió al ARV Calamar P-02, perseguir al pesquero extranjero Alecrín, por encontrarse pescando ilegalmente en aguas venezolanas. Esta persecución probablemente ha sido la más larga en la historia de la Armada, ya que finalizó con la detención del pesquero a 42 MN de la isla de Granada (Jurado Toro, s/f). Dos años después, en 1970, a este mismo patrullero le correspondería la primera detención de una nave colombiana, La Aventurera, por pesca ilegal en el Golfo de Venezuela (Venezuela, Armada).
Cañón antiaéreo Hispano-Suiza de 20mm/80 HS.404
 
Si algún arma ha merecido el calificativo de antiaérea es sin duda este cañón. Diseñado poco antes de la Segunda Guerra Mundial vio un uso extensivo al ser utilizada en aviones buques y medios terrestres, siempre en su papel antiaéreo y además como arma de apoyo en tierra a las tropas. Equipó la mayoría de los aviones aliados que utilizaron el calibre 20 mm. en su armamento, como los Hurricane, Mosquito, Spitfire, Tempest, Typhoon, P-38 Lightning, F4UCorsair, y B-29 Superfortress, entre otros. En este caso, se trata de un montaje doble, de funcionamiento a gas, operación manual y mira visual, tiro automático; munición fija; largo: 2,52 metros; peso: 43  Kg.; elevación: -5° +90°; ronza: 360°; peso del proyectil: 0,130 Kg.; velocidad inicial del proyectil: 880 metros por segundo; alcance efectivo de 4.389 metros y cadencia de tiro de 700 disparos por minuto (Chinn, 1951).
Equipó a los destructores de la clase Almirante Clemente, como armamento antiaéreo secundario. Denominados afectuosamemente los bambinos, por haber sido construidos en Italia, estos buques prestaron servicio en la Armada durante 53 años. La clase estuvo integrada por seis unidades construidas en los astilleros italianos Ansaldo y fueron clasificados como destructores livianos en nuestro país, en un principio. Después se les clasificaría como fragatas antisubmarinas y finalmente como guardacostas pesados. Fueron denominados FNV Almirante Clemente D-12,General Flores D-13, General Morán D-22, Almirante Brión D-23, General Austria D-32, y Almirante García D-33. Estaban muy bien equipados para la guerra de superficie, antisubmarina y antiaérea. Presentaban la novedad de estar entre los primeros buques de combate equipados con estabilizadores, lo que les permitía alcanzar una gran velocidad. Poseían un desplazamiento a plena carga de 1.500 toneladas, en su versión original estuvieron armados con cuatro cañones de doble propósito de 102mm/45 en dos torres dobles, cuatro cañones antiaéreos de 40mm/L60, ocho cañones antiaéreos Hispano-Suiza 20mm/80 HS.404 en cuatro montajes dobles, un tubo lanzatorpedo triple de 533 mm., dos cañones K, un Erizo y un riel para lanzamiento de cargas de profundidad. Un buque de hermosas líneas que fue adquirido también por las armadas de Argelia, Indonesia y Portugal (Labayle Couhat, 1976).
El Almirante Clemente D-12 intervino junto al Nueva Esparta en la persecución del MN Anzoátegui a que se ha hecho referencia. Fue a bordo de uno de estos buques, el ARV Almirante Brión D-23 donde se trasladó la misión venezolana que representó al país en los actos de la independencia de Guyana, en 1966, en un claro ejercicio de diplomacia naval (Manzano Zavala, 2009) Asimismo, al mismo Almirante Brión le correspondió enfrentar la crisis internacional generada a causa la violación de las aguas territoriales del Golfo de Venezuela por el destructor colombiano ARC Almirante PadillaDT-03, en 1971 (Venezuela, Armada).
El cañón HS.404 prestó servicio también en las Fuerzas Aéreas Venezolanas, donde equipó a los cazas DeHavillandVampire y Venom, a los bombarderos Canberra y al sistema antiaéreo de origen israelí TCM-20. Fue retirado del servicio de la Escuadra en 1968, pero allí no terminó su actuación. El Servicio de Armamento de las Fuerzas Armadas lo modificó y lo convirtió en una pieza remolcada para ser utilizada por el ejército. Prestaron servicio en el Grupo de Artillería de Campaña Ayacucho N° 1 y posteriormente en la Batería de Defensa Antiaérea N° 1, ubicada en la represa Uribante-Caparo (Hernández, C. )
Tubo lanzatorpedo sobre el agua de 533 mm
 
Se trata de un montaje triple para el lanzamiento de torpedos desde el buque contra blancos enemigos. Funcionaba mediante la explosión de un cartucho de pólvora negra que al explotar expulsa al torpedo. Una vez que éste toca la superficie del agua se dirige en forma autónoma hacia el blanco designado. El tubo cuenta con un escudo que protege al operador del mismo del rebufo al lanzar los torpedos. El control de dirección tiro estaba situado en el puente de señales y desde allí se transmitía la solución de tiro al operador del tubo. Sin embargo, éste podía disparar los torpedos por su cuenta en caso de emergencia. Los torpedos se disparaban apuntados, es decir, carecían de mecanismos de guía para alcanzar el blanco. Podían ser disparados individualmente (lo que se hacía rara vez) o en salvas. En este caso, se trataba que una vez en el agua los torpedos se abrieran en un haz para garantizar el éxito (Van Valkenburgh, Nooger & Neville, Inc., 1953).
Este tubo equipó a los destructores clase Nueva Esparta. Se ubicaba en el centro del buque, lo que permitía un amplio campo de tiro a ambos lados. Estuvo en servicio hasta 1969.
Cañón de tiro rápido de 3”/23
 
En la terraza situada en la amura de estribor del museo, en dirección norte, con una excepcional vista al mar, se encuentran dos piezas de este cañón de original diseño. Proyectado en los Estados Unidos para ser usado en buques de pequeño porte, como cañoneros, patrulleros, cazasubmarinos y remolcadores, es otro cañón de tiro rápido, de poco peso, pequeño tamaño y fácil manejo, lo que permitió que fuera utilizado además como artillería de desembarco. Durante la Primera Guerra Mundial fue utilizado también como arma antiaérea a bordo de algunos destructores estadounidenses (DiGiulian, 3"/23, 2011). En el período entreguerras fue el armamento principal de la flota de cañoneros de la Armada de los Estados Unidos, dedicada a tareas coloniales en Filipinas, China, Centroamérica y China. Por su poca potencia fue sustituido por el 3”/50. Sus características son: tiro semiautomático; munición fija; largo: 2 metros; peso: 298 Kg.; elevación: -15°/ +65°; ronza 360°; peso del proyectil: 5,9 Kg; velocidad inicial del proyectil: 503 metros por segundo; alcance efectivo de 9.325 metros y cadencia de tiro de 8/9 disparos por minuto.
En la Armada venezolana prestó servicio únicamente en los cañoneros de la clase General Rafael Urdaneta. Fueron instalados como armamento principal durante la repotenciación de los buques que se llevó a cabo durante el año 1943 (Rivero Blanco, 2011). No fue precisamente un adelanto ya que sustituyeron a los cañones de 102 mm/35 y 76,2 mm/40 de mayor potencia y alcance, sin embargo, se consideraron adecuados para las funciones de entrenamiento a que iban a ser destinadas las unidades (Picardi, 1943). Durante la Segunda Guerras Mundial, los cañoneros General Urdaneta, fueron junto al Miranda, las únicas unidades de combate de las que disponía la Armada. Fue el Urdaneta el primer buque en llegar a la zona donde habían sido hundidos siete tanqueros en el primer ataque de submarinos alemanes en las costas venezolanas. El buque se encargó del rescate de los sobrevivientes (Rivero Blanco, 2011). Durante casi toda la guerra, la defensa naval de nuestro país recayó sobre ellos.
Proyector de cargas antisubmarinas Mark 15 Erizo
 
En la Avenida Las Américas, a popa del Parque El Galeón, se encuentra un ejemplar del Erizo (Hedgehog en inglés).Esta arma antisubmarina tenía la ventaja de lanzar las cargas de profundidad hacia adelante y con ello se evitaba perder el contacto continuo por sonar con el submarino enemigo. Estaba equipado con doce cargas antisubmarinas, que pesaban 29,5 Kg, de los cuales 15,9 Kg eran de explosivo Torpex. Estas cargas se disparaban en pares en una línea elíptica de un radio de 244 metros, hasta una distancia de 244 metros. Contrariamente a las otras cargas de profundidad, no estallaban por proximidad sino por contacto. También fue usado extensamente por los buques antisubmarinos de las potencias aliadas en la Segunda Guerra Mundial y se le consideró uno de los medios de a bordo de mayor éxito en la guerra antisubmarina.
En nuestra Armada equipó a las corbetas clase Victoria y a los destructores clase Nueva Esparta Almirante Clemente(Labayle Couhat, 1976).
Cañón de tiro rápido Hotchkiss de 57 mm. (6 libras)
 
Dos piezas de este cañón montan guardia en la misma Avenida Las Américas, frente al edificio de la Biblioteca.
Fue desarrollado en las postrimerías el siglo XIX y al igual que el 3”/50, tuvo como objetivo principal el combate a los torpederos.  De origen francés, en la Gran Bretaña lo fabricaría Nordenfelt y en los Estados Unidos, Driggs. Las tres variantes fueron utilizadas en nuestra Armada. Se le conoce también como cañón de 6 libras, según la vieja costumbre británica de designar el calibre de las piezas de artillería por el peso de sus proyectiles. Sus características son: tiro semiautomático; munición fija; largo: 2,4 metros; peso: 385 Kg.; elevación: -5.5°/ +7.5°; ronza: 360°; peso del proyectil: 4,3 Kg; velocidad inicial del proyectil: 649 metros por segundo; alcance efectivo de 7.955 metros y cadencia de tiro de 30 disparos por minuto.  (DiGiulian, Russian 57 mm/40 Hotchkiss guns, 2006)
Muy apreciado por su pequeño tamaño, peso ligero y facilidad de mantenimiento, su uso se difundió a través del mundo entero. Japón lo usó durante la Batalla de Tsushima (1905). Llegó a ser utilizado como cañón antiaéreo por los rusos en la Primera Guerra Mundial, si bien a sus comienzos ya era considerado obsoleto y fue relegado a tares secundarias, como servir de auxiliar para apuntar las baterías costeras. Durante esta guerra fue utilizado en buques menores y todavía estaría en servicio en algunos buques auxiliares de las grandes potencias al inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Para la Armada venezolana es, sin duda alguna, una pieza emblemática. Desde el año de 1900 hasta 1938, con la llegada de los cañoneros Urdaneta y Soublette, equipó a todas las unidades de línea de la flota, ya fuera como armamento principal o secundario. En los cruceros Mariscal Sucre y General Salom, cumplió el papel de artillería secundaria, con seis piezas en el primero y cuatro en el segundo. Para los cañoneros fue siempre su armamento principal, el Bolívar dispuso de seis piezas, el General Crespo, Miranda, y Maracay de dos piezas cada uno y el José Félix Ribas con tres piezas. Finalmente también se encontraba presente en el transporte Zamora, con dos piezas (Jiménez López H. , 1990).
Posiblemente el 57 mm. es la pieza de artillería naval que haya visto mayor combate en los anales de la Armada. Los buques con ella dotados participaron en el Combate Naval de Río Hacha, durante el conflicto no declarado entre Venezuela y Colombia de 1901-1902. Sus certeros disparos hundieron al remolcador artillero británico Penélope(Bracho Palma, julio 2011). Durante la Revolución Libertadora (1901-1903), el 57 mm. desempeñó un importante papel como arma de fuego de apoyo para los desembarcos anfibios llevados a cabo por las fuerzas del gobierno del General Cipriano Castro, hasta la definitiva Batalla de Ciudad Bolívar (1903) (Mariño Blanco, 2006). Durante la Segunda Guerra Mundial, varias piezas desembarcadas de buques desincorporados fueron utilizadas como artillería de defensa de costas, en puertos de menor importancia como Tucacas y Carenero (Pérez Lecuna, 1999).
Caza interceptor F-86K Sabre
 
En la plaza ubicada a estribor de la Escuela de Estudios Tácticos Navales (antigua Escuela de Postgrado), se encuentra un inopinado huésped: un caza interceptor F-86K de las Fuerzas Aéreas Venezolanas (FAV). Es una versión simplificada del F-86D, producida en 1955, destinada a dotar a las fuerzas aéreas de la OTAN de un interceptor con capacidad de vuelo nocturno y todo tiempo. Estaba armado con cuatro cañones de 20 mm y tenía además capacidad para usar misiles aire-aire Sidewinder. Poseía un radar APG-37 en la nariz y una mira AC, tipo A-4. Contaba además con un posquemador, lo cual le permitía alcanzar velocidades supersónicas por breve tiempo en vuelo horizontal. Además de Venezuela, fue utilizado por las fuerzas aéreas de Alemania, Francia, Holanda, Honduras, Italia, Noruega y Turquía(Dieudonné, 2000). Tenía como especificaciones las siguientes: dimensiones: longitud: 12,49m,  envergadura: 11,3m,  altura: 4,5m; peso máximo al despegue: 9.147 Kg; motor: un General Electric J47-GE-33 de 7.650 lbs. (3.469 Kg.) de empuje; velocidad máxima: 1.113 Km/h; alcance máximo: 1.197 Km.; techo: 15.118 m
En 1966, se adquirieron 74 aeronaves, provenientes de la Luftwaffe alemana, algunas de las cuales ni siquiera habían sido desembaladas de sus cajas originales. Fue la primera compra de material militar a Alemania después de la Segunda Guerra Mundial.  Reemplazaron a los de Havilland Vampire y Venom en los Escuadrones de Caza C-34 y C-35 del Grupo de Caza Nº 12. Fueron retirados del servicio en 1973, sustituidos en el rol de caza interceptores por los Dassault Mirage IIIEV, de fabricación francesa (Fiat /North American F-86K Sabre).
La adquisición de estos aparatos obedeció a las disposiciones del Proyecto Ventura, cuyo objeto era dotar al país de un sistema efectivo de defensa aérea. La operación del F-86K estuvo plagada de problemas de mantenimiento, pero visto en su justa perspectiva esta aeronave transónica, constituyó para la FAV un paso de transición entre los cazas de primera generación en uso y los de segunda generación que vendrían después. Permitió detectar las insuficiencias técnicas en materia de aeronaves de alto rendimiento e introdujo a la aviación militar en la era de la electrónica. Gracias a esta aeronave las FAV se convirtió en la primera fuerza aérea en Latinoamérica con capacidad de vuelo nocturno y todo-tiempo. También fue la primera adquisición de armamento a Alemania después de la Segunda Guerra Mundial(Martín, 1994).
Por: Francisco Javier Nieves-Croes A. 
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La guerra estuvo en Venezuela Hace 70 años un submarino alemán incursionó en aguas venezolanas

La guerra estuvo en Venezuela
Hace 70 años un submarino alemán incursionó en aguas venezolanas


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En la madrugada del 16 de febrero de 1942, un submarino nazi atacó a un convoy de buques tanqueros en el Golfo de Venezuela. www.fav-club.com

Hace 70 años, en plena Segunda Guerra Mundial, un submarino alemán atacó a un convoy de buques petroleros que navegaba en aguas del Golfo de Venezuela, causando la muerte de marinos venezolanos y extranjeros.

A finales de 1941, el almirante alemán Karl Dönitz, decidió enviar sus submarinos al Caribe, dando así inicio a una de las campañas navales más importantes de la Segunda Guerra Mundial, la Operación Neuland (Tierra Nueva). El primer objetivo fue Venezuela, que, para entonces, se había convertido en el principal proveedor de petróleo de los Aliados.

Un lunes de Carnaval de 1942

El 15 de febrero de 1942, el submarino alemán U502, al mando del teniente de navío Jürgen von Rosenstiel, ingresó al Golfo de Venezuela y en la madrugada siguiente atacó durante tres horas a un convoy de buques petroleros que se dirigía desde el lago de Maracaibo a Aruba.


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Tanquero Monagas de bandera venezolana incendiándose luego de ser torpedeado por el U-502 en la madrugada del 16 de febrero de 1942. www.fav-club.com

“A la cabeza de la columna iba el tanquero venezolano Monagas, propiedad de la Mene Grande Oil Company, al mando del capitán margariteño Luis Marcano; seguido por el Tía Juana y Pedernales, ambos de la Lago Petroleum Corporation; Rafaela, de la Shell Caribbean Petroleum; San Nicolás y Oranjestad de la Lago Oil & Transport Company de Aruba, seguidos por el resto de los buques-tanques que formaban este convoy”, relató el capitán de altura Alfonso Arteche, en un artículo publicado en la revista “Criterio”, en 1993.

“Según el parte dado por el Monagas a las autoridades, el hecho ocurrió a las tres horas 30 minutos del 16 de febrero de 1942 a siete y media millas náuticas fuera de la costa y estando a la vista del faro de 55 metros de profundidad. Es decir dentro del Golfo de Venezuela (…) Al ver al Monagas en llamas el resto de los buques del convoy emprendió veloz retirada. Cinco tanqueros que le seguían de cerca se desviaron hacia Aruba, mientras que los otros enrumbaron hacia las costas venezolanas para escapar del ataque de los submarinos. No así los tanqueros: Tía Juana, Pedernales, Rafaela, San Nicolás y el Oranjestad que fueron duramente torpedeados con grandes pérdidas de vidas humanas”, rememoró.

Existen discrepancias sobre la cantidad de marinos fallecidos, pero fueron más de treinta en su mayoría venezolanos. Los sobrevivientes al ataque del “uboot” alemán, fueron trasladados a los puertos de Maracaibo y Las Piedras.


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Cañonero General Urdaneta. Foto colección: Carlos Hernández / www.fav-club.com

El cañonero General Urdaneta, era el único buque de la Armada de Venezuela que se encontraba en el área de operaciones. No obstante, por carecer de armamento para la lucha antisubmarina, se limitó a rescatar a los náufragos. Al mando del Urdaneta se encontraba el, entonces, teniente de navío Wolfang Larrazábal Ugueto.

El U502 fue el primero de 44 submarinos alemanes que merodearon y combatieron en nuestras costas hasta julio de 1944, hundiendo 67 buques mercantes. Y, al menos, cinco “uboote” reposan en el fondo marino venezolano. Este es un capítulo de la Historia contemporánea de Venezuela, prácticamente desconocido.

Fuente: Carlos Hernández/Notitarde.

Para más información sobre el cañonero Urdaneta, el centinela solitario:
http://www.fav-club.com/index.php?option=com_content&view=article&id=321:el-canonero-urdaneta-el-centinela-solitario-&catid=26:historia&Itemid=25

Fin del artículo.

Comentario:
Me agrada este artículo para que muchos entiendan el por qué un país estratégico debe tener unas fuerzas armadas decente, desde luego obviando al Sr. de acá.
Actualmente se viene realizando la búsqueda de uno de los submarinos U502 alemanes hundido en las costas orientales de Venezuela durante la segunda guerra mundial.